Febrero 9 de 2012
En este espacio que me han dado los días jueves, quiero realizar una serie de escritos en torno a un mismo tema, o personaje, en este caso: Satanás. Con la intención de dejar varias ideas sobre este personaje del que tan poco se habla, aunque sea tan importante en nuestras vidas.
SATANÁS
A veces siento que tengo una obsesión aberrante por Satanás y es que me parece un ser tan interesante. Me parece interesante cómo influencia a las personas, cómo las afecta, cómo se inmiscuye en todas las áreas del conocimiento, se entromete en todas las conversaciones, visita todos los lugares y, a pesar de burlarse de tanta gente, tiene una gran cantidad de seguidores.
Creo que su gran éxito consiste en querer pasar desapercibido, de ningún modo quiere ser reconocido, no le importa que se hable de él o no, lo único que le interesa es que los demás hagan lo que él quiere. ¿Qué sentido tiene? ¡Diversión! Claro, Satanás sólo quiere divertirse y busca todos los medios para hacerlo porque se ha dado cuenta de que por sí sólo no puede ser feliz.
Me lo imagino un primero de Enero, uno de esos días en el que uno no quiere salir de la casa, sentado en su sofá y pensando solitario. No ve a nadie a su alrededor, no tiene nada interesante por hacer y, entonces, decide irse a molestar al que encuentre. De eso se trata la vida de Satanás; como es un ser tan solitario y soberbio, no tiene amigos aunque si tiene esclavos a los cuales molestar día y noche.
¿No es incómodo tener un amigo que todo el tiempo moleste? ¿No es incómodo tener un amigo que todo el tiempo se burle de ti? ¿No es incómodo tener un amigo que te haga zancadilla a cada rato? Es horrible tener un amigo así. De hecho, uno no los considera amigos. Del mismo modo es Satanás: siempre está en tus parches, en las reuniones que tienes con tus amigos o se te aparece en tu casa sin que lo hayas invitado; lo curioso es que su presencia, aunque te incomoda, la toleras. Sabes que no es tu amigo, pero lo tratas como si lo fuera.
Por: Th Daniel Tapiero
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