Marzo 01 de 2012
Para este último escrito sobre este tema, me he decidido escribir una pequeña historia.

¡¡¡Espero que la disfruten!!!

SATANÁS IV

Un día salió de su casa hacia el trabajo, como era de costumbre. Eran las seis de la mañana, el cielo estaba despejado y los pájaros aún cantaban sus hermosas tonadas. En el trayecto esta señorita entonaba melodías de canciones cristianas que le venían a su cabeza, para amenizar un poco más su trayecto.

A su paso encontró a un hombre muy apuesto. Era un tipo al que todos los días se encontraba en su camino, pero nunca habían intercambiado palabra alguna.

-          - Hola – Saludó aquel hombre.

-          - Hola – Respondió tímidamente la chica.

-          - Hoy se me ocurrió la idea de invitarte a desayunar. ¿aceptas?

-          - No, en realidad voy al trabajo y tengo el tiempo preciso para llegar puntual.

-          - No nos demoramos nada. Vamos, anímate.

-          - Emm.

-          - No te preocupes por la cuenta, yo invito.

-          - Bueno, está bien.

De ese modo, desayunaron juntos y hablaron gustosamente. Después se despidieron y ella se fue corriendo a su trabajo, pero por más que quiso no pudo llegar puntual. Llegó quince minutos tarde, nadie se dio cuenta y ella siguió laborando igual. Una semana siguió haciendo lo mismo la señorita y en el trabajo escribía en el registro como si hubiese llegado puntualmente.

Una semana después, aquel hombre la llamó.

-          Hola, quiero invitarte hoy a las 5:00pm a un teatro.

-          No puedo, es que para poder llegar tengo que salir media hora más temprano.

-          Dale, es una obra espectacular. No te la puedes perder.

-          Está bien, veré como llego.

De ese modo, aquella señorita logró por sus medios cumplir con la cita.

Como nadie le dijo nada, ni la regañaron, ella acostumbró a salir del trabajo media hora antes de la que correspondía. De este modo, entraba tarde y salía temprano.

Ella le había dado un lugar muy especial a aquel hombre, tanto que a los seis meses de conocidos ella decidió entregarse completamente a él y quedó embarazada. Ellos pasaban mucho tiempo juntos, hablaban mucho por celular (aún en horario de trabajo) y parecían amarse mucho mutuamente.

En la semana que ella se dio cuenta de su embarazo, tenía que entregar un proyecto en la empresa donde laboraba. Se esforzó mucho y fue a presentar el proyecto de manera muy juiciosa; pero antes de todo esto decidió llamar a su amado y contarle que estaba embarazada. El amado se alegró y ella fue tranquila a la exposición de su proyecto.

Cuando entró al salón correspondiente, encontró a todos sus colegas. Curiosamente ese día también había llegado veinte minutos tarde. Estaba un tipo vestido con una túnica escribiendo en el tablero el orden del día, era un afgano. Mientras escribía, el jefe directo de la señorita comenzó a explicar que aquel afgano era el dueño de la empresa y tenía a su mando diferentes empresas de distintos países. Era un tipo muy hábil en los negocios, tenía mucho dinero y siempre vivía con una sonrisa, un tanto macabra, en su rostro.

Cuando volteó aquel tipo, comenzó a hablar e inmediatamente la señorita se percató de que ese era su amado; pero no fue capaz de saludarlo.

Él simplemente se dirigió hacia ella y le reprochó sus llegadas tarde, sus salidas temprano y no la dejó presentar su proyecto porque había deshonrado la confianza que la empresa le había brindado. Es así que la despidió y se fue de la oficina sin más. Ella sorprendida solamente derramó sus tímidas lágrimas, mientras sus colegas le dijeron que las reglas de la empresa eran sencillas y ella las había desobedecido.

De esta manera aquella señorita esa tarde quedó sin empleo, embarazada y sin amado.

Ahora bien ¿Quién es el o la culpable de tan terrible final?