Diciembre 03 de 2011
¡La Historia y Yo!
Importancia de la Historia.
La historia es algo maravilloso, mirar el atrás, mirar el ayer, mirar lo que posiblemente pasó, especular sobre el pasado y tener seguridad de algunos eventos es algo genial; es hermoso cuando nos disponemos a tener una visión retrospectiva de la vida y nos adentramos tanto que nos parece que aquellos eventos revivieran pero de una manera aún más especial, ya que nosotros jugamos un papel importante, ya que nos hacemos parte de los eventos anteriores y tomamos partida en ellos, hablamos con los protagonistas (aunque sin encontrar respuesta), y gozamos del suceso leído, escuchado o enseñado.
“El que no conoce su historia está condenado a repetirla”; sobre todo en los errores, ya que no sabrá cómo evitarlos o como pasar por encima de ellos; La Biblia es clara en cierto pasaje cuando expresa “Mi pueblo pereció porque le falto conocimiento”, esta pequeña porción de la escritura nos aterriza y nos enfrenta con la realidad, y no solo con la realidad actual, sino con la realidad que ya pasó, con el fin de tomarla como ejemplo y no simplemente como un dato.
“El pueblo que no conoce su historia es un pueblo sin memoria”, me encanta esta frase porque tiene mucha razón y mucha congruencia al depositarle algo de tiempo y analizarla con atención, muchas veces ignoramos los bienes que personas nos hicieron, pero más triste es olvidar los bienes que el Todo Poderoso nos da cada día, asumiendo que él nos bendecirá en cada momento y el pasado no tendrá ninguna vigencia en el presente y menos alguna repercusión en el futuro.
Cuando nos disponemos a leer y escuchar sobre los eventos anteriormente sucedidos, esta información debe hacer algo en nosotros, no podremos solamente tener la satisfacción de haber aprendido algo diferente, el estudiar la historia es un reto a nosotros como consecuencia de ella, pues todos somos hijos de los eventos pasados, nuestras creencias, nuestros hábitos y muchas de las cosas que creemos como propias y exclusivas no son más que tradiciones que alguien alguna vez empezó y hoy día nos alcanzó a nosotros.
El no estudiar nuestra historia es una cárcel que nos tendrá presos hasta el día que nos atrevamos a descubrir que sucedió en nuestro pasado, curioso era el ejemplo de la joven que le preparaba una torta o ponqué a su esposo y le recortaba los laterales y cuando su pareja le preguntó que por qué lo hacía, simplemente respondió que así había aprendido de su madre, la duda les invadió y le preguntaron a la señora madre de la joven la cual respondió lo mismo “así aprendí de tu abuela” y al buscar la abuela para que diera respuesta a tan gran problema, la abuela respondió que recortaba los laterales porque el horno de ella era pequeño y no cabía entera; este es un buen ejemplo de algunas de las cosas que hacemos no por una convicción clara y segura sino por una tradición, la cual aun sin conocer su origen la practicamos y hacemos una realidad de ese supuesto.
Como cristianos es fundamental descubrir las bases doctrinales que hoy tomamos como reveladas e inspiradas directamente de Dios, cuando leemos sobre personajes como Constantino, el cual es promotor de la iglesia universal, así mismo al leer a Agustín y su aporte referente al libro de Romanos somos bendecidos aun en este momento, pero cuando leemos sobre Tomas de Aquino y su constante anhelo de dar respuestas a misterios y enigmas donde aún consideramos sus respuestas como verídicas y divinas, al leer sobre Buenaventura y sus castigos en el purgatorio se cree que en efecto son dos tipos de castigos , a lo cual esta información por mucho tiempo fue y es aun tenida como una verdad absoluta de cierto lugar, pero al leer que la preocupación por el cuidado del medio ambiente viene desde Francisco de Asís esto es motivador porque aunque no se le presta la atención suficiente a lo que hace parte de nosotros como el medio ambiente (se le llama medio ambiente porque el otro medio somos nosotros) nos motivamos a querer hacer algo, cuando leemos sobre la reforma y lo que motivo a los reformadores a querer mejorar la iglesia a la cual pertenecían , leemos que se cometían atropellos a las personas y todo su rededor, pero al leer esto y compararlo con el momento actual, ¿será correcta la actitud pasiva que tomamos como sufrientes de los atropellos que aun algunas iglesias en nombre de Jesús cometen?, al leer la evolución del evangelio y las líneas doctrinales, algunas en su celo de servir y otras por competir, hemos sido permeados y las seguimos como exactas y fieles…
En efecto todo lo que aprendemos y seguiremos aprendiendo debe ser un motor de reflexión en nosotros que nos ayude a ser mejores, a buscar más de Dios y hacer una práctica humilde y sincera de nuestra fe, compartiéndola sin imponerla y dando testimonio con orgullo de nuestra historia y más aún, cuando tenemos la opción de mejorar y corregir errores anteriores.
Por: Jabes Nahúm
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