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  La Bibliolatria
Diciembre 10 2012
La Bibliolatría
Por: Juan Carlos Gaona.
(Lic. En Psicología y pedagogía)
Artículo publicado en la primer edición de la revista Punto & Aparte. 
Recuerdo en mi niñez ser la sensación en la iglesia a causa de la gran cantidad de versículos bíblicos que memorizaba, ganaba todos los torneos de biblia, cosa que hinchaba bastante mi orgullo. La consigna era, "si conoces la Palabra de memoria siempre vas a estar preparado". El tener esa información en la mente serviría para luchar contra la tentación, dar un consejo oportuno, y vivir en comunión continua con Dios.
El problema era que poco importaba el espíritu o significado de las palabras que se aprendían, era simplemente una reproducción irreflexiva de unos enunciados, que la mayoría de veces resultaban estar oscurecidos por un lenguaje antiquísimo que nada tenía que ver con el cotidiano.
Una concepción bancaria era la que primaba, aquella en la que se "depositaba" una información en nuestras mentes en blanco, obvio, era mejor llenar las mentes incautas de la juventud de biblia que de las frivolidades de la sociedad. Sin embargo, hoy parecería absurda esa concepción, pues a partir de la nueva escuela, del constructivismo pedagógico y del aprendizaje significativo se llegó a la idea de una educación experiencial y meta-cognitiva (en la que somos conscientes de nuestro propio proceso de aprendizaje). Y yendo un poco más allá, una de calidad emancipadora y liberadora, donde la reproducción de información carece de significado sino lleva a la toma de conciencia de la realidad, y de esta en su dimensión deshumanizadora y opresora. En una frase, aquella que fomenta la imaginación creativa en el proceso de transformación del mundo. Desde esta lógica, pierde relevancia el contenido literalista, el texto en sí. Aquel texto que fue sacralizado a partir de la Reforma Protestante, ese mismo, que ha sido utilizado y violentado en aras de intereses particulares. Ya no es cuestión de qué dice la Escritura, sino de qué quieren decir esas palabras. No es un mensaje supra- histórico que aplica a todo ser humano independientemente de sus condicionantes temporales y espaciales, es más bien un testimonio que nos invita a pensar nuestro propio momento histórico desde la perspectiva de nuestra fe cristiana, pero no solo pensarlo sino también asumir el compromiso de cambiarlo desde nuestra áreas de influencia. Y en este trabajo tan serio, la sola memoria queda limitada.
Lutero nos ayudó a liberarnos de un Papa, lástima que haya sido para terminar sirviendo a otro, a ese que llamamos de papel. Es triste ver que a estas alturas, siga existiendo fundamentalismos y legalismos asfixiantes en la vida de la Iglesia. Esta lectura bíblica termina violando el mismo espíritu con el que fue escrito el texto. Mi llamado para el/ la que lea esta nota, es el de abrirse a una lectura bíblica dignificante, que abra horizontes en vez de cerrarlos, que privilegie la reflexión en vez de la reproducción, y que establezca diálogo con nuestro contexto, para que responda a la necesidad existencia y vital de nuestras comunidades.
"Lámpara es a mis pies tu Palabra y lumbrera a mi camino" Salmo 119: 105 (Ese fue de los primeros que me aprendí a de niño)
 

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